Por: Alvaro del Cid – abogado y asesor de empresas, director en dclegal.gt.
Es habitual escuchar sobre emprendimientos, aparecen noticias sobre casos exitosos, las redes sociales constantemente hacen recordatorios de personas de nuestro círculo de contactos que emprenden algún negocio y así se podrían dar muchos ejemplos. En términos puntuales, cuando se habla de un emprendedor se refiere a una persona que se lanza a desarrollar un negocio por cuenta propia: emprender es iniciar una empresa.
En cuanto la idea de negocio esté organizada y planificada, el siguiente paso debe ser buscar asesoría, idealmente con un profesional que le asista en la estructuración del emprendimiento. Esta evaluación inicial es muy importante, para que el negocio inicie de la mejor forma, ya que no todos los emprendimientos tienen las mismas necesidades: algunos requieren establecer contratos con clientes y otros lo necesitan con proveedores, a diferencia de otros negocios en los que resulta esencial proteger la creatividad del emprendedor, es decir su propiedad intelectual. Incluso, algunos emprendimientos requieren permisos o licencias especiales, para evitar incurrir en sanciones u otro tipo de responsabilidades legales.
Otro aspecto importante que los emprendedores deben definir con apoyo del asesor, es la figura que utilizará para su actividad comercial. Es recomendable crear una sociedad anónima, porque permite una mejor administración y mantiene totalmente separado el patrimonio personal de los activos del negocio.
En 2019 se realizó una reforma al Código de Comercio de Guatemala, incorporando las sociedades de emprendimiento como una alternativa menos costosa y muy práctica. En realidad, son pocos los negocios que se han constituido bajo esta figura, ya que se reserva para actividades innovadores en áreas como la tecnología o la producción, lo que excluye a la gran mayoría de emprendimientos.
Si un negocio inició de manera informal, la formalización es una etapa a la que se llega cuando se logra que el negocio marche bien. Formar una sociedad anónima para operar el negocio es formalizarlo y en este punto es normal que algunos se pregunten, ¿qué ventajas tiene formalizar un emprendimiento o abandonar la informalidad? Las experiencias pueden ser variadas, y a continuación se mencionan algunas de las principales ventajas:
- Mejora la imagen de la empresa frente al cliente, generando mayor confianza.
- Acceso a créditos en bancos y otras instituciones financieras.
- Facilita la participación de inversionistas, y la expansión del negocio.
- Puede hacer negocios de una forma más abierta, promocionando el negocio en redes sociales y medios.
- Participar en ferias para emprendedores, así como en actividades gremiales y asociaciones empresariales.
- Permite extender la vida del negocio, incluso facilita el cambio generacional en los negocios familiares.
- Mayores posibilidades de acceder a nuevos mercados.
Se recomienda que quienes deseen emprender un negocio, tomen en cuenta lo siguiente:
- Buscar la asesoría de profesionales expertos, considerando que además de los asesores privados, también existen organizaciones empresariales y algunas oficinas públicas, que pueden orientar al emprendedor en los primeros pasos.
- Formalizar el negocio para darle mayor solidez, por medio de solicitud de patente, nit y facturas.
- Conocer las obligaciones que debe cumplir como empresario, especialmente en lo laboral y tributario.
- Llevar una contabilidad ordenada.
- Formalizar la relación entre clientes y proveedores de acuerdo a las necesidades.
- Proteger la propiedad intelectual evaluando con un especialista los elementos que puedan ser sujetos de registro.
Emprender es el sueño de muchas personas, que logran convertirlo en una realidad a través de un negocio.
Ser emprendedor no es un camino fácil, es un trabajo incansable de cada día, para crecer y ser visible para los clientes. Por eso, es importante formalizarlo, pues permite la solidez, genera mayor confianza y credibilidad al hacer negocios.