Por: Dra. Krystin Hidden, Cirugía Ortopédica, Mayo Clinic en Rochester, Minnesota
La articulación del tobillo está formada por los extremos de los huesos de la tibia y el peroné, que están conectados por múltiples ligamentos que ayudan a estabilizar las articulaciones. En conjunto, esta conexión es esencial para la estabilidad y el movimiento del tobillo.
Una lesión en cualquiera de los huesos, ligamentos o tendones del tobillo, y diferentes tipos de artritis, pueden causar dolor en el tobillo. Muchas personas notan dolor en el tobillo, el cual puede ser un precursor de lesiones en el tobillo.
El problema más frecuente es el esguince de tobillo, una lesión que se produce cuando dobla, tuerce o gira el tobillo de una forma extraña que lo obliga a moverse fuera de su posición normal. Este movimiento puede estirar o desgarrar los ligamentos. Si un esguince de tobillo no recibe el tratamiento adecuado, participar en actividades poco después de que ocurrió el esguince o tener esguinces de tobillo de forma reiterada podría derivar en complicaciones.
Las fracturas de tobillo suelen ocurrir con más frecuencia en el peroné, específicamente en el maléolo lateral. Las fracturas del maléolo lateral que ocurren de forma aislada se pueden tratar sin necesidad de una cirugía si no se detectan en las radiografías otras lesiones en los ligamentos. Las fracturas del maléolo lateral, medial y posterior suelen requerir una cirugía si se producen de forma combinada, ya que el tobillo pierde estabilidad y tiende a desarrollar artritis si no se trata con una cirugía. Estas articulaciones se llaman articulaciones traslacionales, es decir, una parte se traslada con respecto a la otra, pero no gira. Sin embargo, se ha demostrado históricamente que apenas 1 milímetro de traslación de la articulación reduce el 42 por ciento del área de contacto. Si esta conexión estable no se recupera, la artritis del tobillo podría avanzar rápidamente.
Se estima que la incidencia de las fracturas de tobillo en los EE. UU. es de más de cinco millones por año. Las fracturas pueden variar entre pequeñas fisuras en los huesos y fracturas que atraviesan la piel. Las fracturas de tobillo pueden ser consecuencia de múltiples factores, incluidas lesiones rotacionales de baja energía en deportes recreativos o accidentes de alta energía en vehículos motorizados. El tratamiento de una fractura de tobillo depende del lugar exacto donde se produjo la fractura de hueso y su gravedad. Una fractura grave de tobillo puede requerir una cirugía para colocar placas, varillas o tornillos en el hueso fracturado a fin de mantenerlo en la posición correcta durante la recuperación.
La prevención de estas lesiones implica múltiples factores, principalmente llevar una alimentación saludable y hacer ejercicio a diario. Se estima que más de mil millones de personas en todo el mundo carecen de suficiente cantidad de vitamina D y las pautas actuales recomiendan al menos 600 unidades internacionales para las personas de 1 a 70 años, y 800 unidades internacionales diarias para las personas mayores de 70 años.
Algunas medidas adicionales para prevenir lesiones en el tobillo incluyen hacer ejercicios de propiocepción de tobillo para mejorar el equilibrio y la coordinación. Estos ejercicios mejoran la estabilización de los ligamentos y los músculos en la articulación del tobillo, incluidos el músculo tibial anterior, el músculo tibial posterior y los músculos peroneos. Asimismo, un estilo de vida saludable acompañado de actividad física diaria ayudará a estos músculos a estabilizar el tobillo en superficies desniveladas.
Usar calzados con un buen apoyo y plantillas que ayuden al antepié a ponerse en posición de pronación también podría ayudar a los pacientes con arco plantar alto a tener una mejor posición de la articulación del tobillo. Por último, las pantorrillas tensionadas, o los músculos gastrocnemios, pueden predisponer a los pacientes a fracturas de tobillo, ya que un arco plantar alto tiende a sufrir más esguinces de tobillo. Los estiramientos diarios del músculo de la pantorrilla ayudan a combatir el desequilibrio en la articulación del tobillo y podrían prevenir cualquier tipo de lesión en el tobillo.
El tratamiento de las lesiones en el tobillo puede depender de la gravedad del problema. Sin duda, en el caso de un esguince, es posible que el cuidado personal y los analgésicos de venta libre sean suficientes para tratarlo, pero podría ser necesario hacer una evaluación médica para determinar el tratamiento adecuado y prevenir lesiones repetidas. Es importante buscar la ayuda de un profesional de atención médica calificado, como un especialista en ortopedia, medicina física o medicina del deporte. Según sus necesidades específicas, es posible que tenga que trabajar con un fisioterapeuta como parte del programa de recuperación y prevención.
En conclusión, las fracturas de tobillo pueden ocurrir por accidentes de alta energía o lesiones rotacionales de baja energía. Llevar una alimentación saludable y consumir suficiente cantidad de vitamina D mejorará la salud ósea, y el ejercicio diario activará directamente el tobillo para favorecer la estabilización de los músculos y ligamentos. En el caso de pacientes con arco plantar alto que son propensos a sufrir lesiones en el tobillo, estirar los músculos de las pantorrillas y usar calzados con un buen apoyo y plantillas puede posicionar mejor la articulación del tobillo para prevenir futuras lesiones.