Los manglares o bosques flotantes son únicos en el mundo. Estas plantas ocupan la zona intermareal cercana a las desembocaduras de cursos de agua, lagunas y estuarios de las latitudes tropicales y subtropicales del mundo. Debido a esto, constituyen una zona de transición entre los ecosistemas terrestres y marinos, convirtiéndose en una joya gracias a las funciones que cumple.
Según la Asociación de Reservas Naturales Privadas de Guatemala – ARNPG – “los manglares representan un ecosistema de gran importancia por su gran diversidad biológica, además de ser considerados uno de los ecosistemas más productivos a nivel mundial debido a su aporte ecológico, así como por su rendimiento económico”.
La maraña de raíces que sale del agua para elevarlos sobre estas también es el hábitat de decenas de especies que se protegen bajo estas, y que actualmente están en riesgo ya que en el mundo el 50% de su hábitat se ha perdido.
César Zacarias, encargado de manglares del Instituto Nacional de Bosques -INAB- reconoce que desde 2012 no se realizan estudios para determinar la situación de los manglares en el país, los cuales son esenciales para las comunidades de las zonas marino-costeras. Hasta ese momento, en Guatemala se contabilizaban al menos 25 mil 089 hectáreas de mangle, estos ubicados en 7 departamentos: San Marcos, Retalhuleu, Escuintla, Suchitepéquez, Santa Rosa, Jutiapa, Izabal y Petén.
La cobertura del mangle a lo largo del litoral Pacífico es dónde se concentra la mayor cantidad de estos bosques, vitales no solo para la fauna, sino también para la protección de las comunidades aledañas al mar por los efectos del cambio climático, así como la economía.
Estos bosques de altas raíces que logran sobrevivir a pesar de la salinidad del agua y se convierten en refugio para decenas de especies de aves, reptiles, peces e incluso algunos mamíferos, según Zacarías también son vitales para la economía de las familias ya que se pagan unos 7 millones de quetzales en incentivos forestales.
Estos pulmones sobre el agua tienen como principales amenazas la contaminación por basura, el cambio climático y la tala ilegal de mangle ya que, en su mayoría, estos árboles son usados para la construcción de viviendas en zonas cercanas, detalla Zacarías.
La reserva del Manchón Guamuchal es el último gran manglar del país y está en peligro. De hecho, la Fiscalía de Delitos Contra el Ambiente investiga desde hace unos meses la tala ilegal de 7.34 hectáreas en la reserva del Manchón Guamuchal, por parte de una granja camaronera. Ante la deforestación, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas -CONAP- señala que preservar estos bosques es vital en Guatemala, principalmente para la franja litoral del Pacífico.
5 razones para cuidar los manglares
- Proveen servicios ecosistémicos: Los manglares son un ecosistema megadiverso que provee de servicios ecosistémicos tangibles y no tangibles al ser humano. Proveen los medios de vida a las comunidades costeras y son el hábitat de varios organismos acuáticos como peces, camarones y crustáceos, contribuyendo con la seguridad alimentaria de las personas.
- Hábitat de especies: Tienen una estrecha relación con los océanos, ya que varias especies de peces que viven en los mangles los utilizan como incubadoras y guarderías. Según INAB, en su etapa adulta estos migran a los arrecifes de coral, pastos marinos o mar abierto.
- Generación de empleos locales: Los mangles al ser un hábitat para varias especies de peces, también se convierten en el sustento de la pesca en mar abierto que genera con ello un ramal económico a las familias, apoyando la industria pesquera.
- Barreras naturales: Son denominados “esponjas protectoras” ya que evitan inundaciones de gran magnitud. Si bien no previenen en su totalidad las inundaciones, cuando surgen grandes tormentas tienen la capacidad de absorber la mayor cantidad de agua posible y liberarla de manera más lenta, es decir son un muro natural que hace frente a las tormentas protegiendo la erosión del suelo, además de frenar las corrientes y fuertes vientos provenientes de los océanos.
- Lucha contra el cambio climático: Los bosques de mangle pueden capturar enormes cantidades de CO2 o dióxido de carbono de la atmósfera, hasta 100 veces más rápido que los bosques terrestres, contribuyendo en la lucha contra el cambio climático.
La protección de los manglares es clave para la supervivencia de comunidades costeras y para la conservación de miles de especies de flora y fauna en Guatemala.